Malasia es uno de los destinos menos explotados (todavía) del Sureste Asiático. ¿Te atreverás a descubrir sus maravillas?
Parece que nadie se acuerda de Malasia y que todo el mundo alude a las espectaculares Torres Petronas cuando alguien pronuncia su nombre. Sin embargo, este país del Sudeste Asiático encierra innumerables sorpresas para los amantes de la naturaleza, la cultura y la gastronomía.
1. Haz un safari gastronómico por sus calles
Nunca vas a ver una cosa igual, te lo aseguramos. Malasia es el paraíso gastronómico del Sudeste Asiático ¿Qué quieres desayunar dim sums, comer tandoori y cenar noodles? ¡Puedes!
El multiculturalismo de la sociedad malasia hace que puedas disfrutar de platos auténticos de toda Asia uno junto al otro. Apunta los siguientes nombres y añádelos a tu lista de favoritos: nasi lemak, roti canai, laksa, popiah, cendol, char koay teow, satay, nasi goreng kampung, tostadas de kaya…
Sentarse en un kopitiam, la cafetería típica malasia, y probar una de estas delicias junto al famoso teh tarik, una suerte de té negro con leche condensada que se sirve espumoso, o el oscuro kopi es algo obligatorio cuando se está en estas tierras.
2. Adéntrate en un bosque tropical de 130 millones de años de antigüedad, Taman Negara
Taman Negara es la selva más antigua del planeta y ocupa un área de 4.343 km², la mitad de la Comunidad de Madrid. Kilómetros y kilómetros de espesura tropical atravesados por varios ríos y pobladas de cientos de especies de insectos, aves, mariposas y, por supuesto, reptiles y serpientes…
Aunque muchas de las excursiones pueden hacerse por libre y en un solo día, los más aventureros disfrutarán de los escondites para pasar la noche que el parque ofrece para sus visitantes.
3. Sorpréndete con el multiculturalismo de la sociedad malasia
Malayos, chinos, indios y otras etnias conviven en harmonía en las ciudades malasias. Jalan Tokong en Melaka es comúnmente conocida como Harmony Street (calle de la harmonía) ya que en ella puedes encontrar una preciosa mezquita con aires europeos, el templo chino más antiguo de Malasia y un pequeño y colorido templo hinduista.
La mezcla de comunidades en Malasia se palpa fácilmente en la arquitectura de sus calles, su gastronomía y sus alegres festivales y ritos religiosos. Los malasios son gente abierta y sonriente, y quizás por eso querer a un país nunca fue tan fácil.
4. Descubre maravillas bajo el agua
Los aficionados al tubo y las aletas quedarán gratamente sorprendidos con lo que Malasia esconde en sus aguas. Una variedad de paisajes subacuáticos junto a una biodiversidad rival a la de su vecina Indonesia han hecho que este país sea considerado como uno de los mejores lugares para bucear del mundo.
En el Borneo malayo se encuentra la joya de la corona, el archipiélago de Semporna. La isla de Sipadan ha alcanzado la fama mundial gracias a sus más de 3.000 especies de vida marina. Mientras que en la Malasia peninsular no deberías dejar de sumergirte en las aguas de las preciosas islas Perhentian, el archipiélago de Redang y la isla de Tioman.
5. Observa a los monos narigudos en libertad en el Parque Nacional de Bako
El Parque Nacional de Bako es una de las principales reservas naturales de la isla de Borneo. Su rica flora es una atracción en sí misma pero si le unes la posibilidad de deleitarse frente a una de las especies de monos más curiosas del mundo, el mono narigudo, la experiencia es redonda.
6. Explora la apabullante capital, Kuala Lumpur
En la capital de Malasia lo tienes todo. Un auténtico barrio chino (Chinatown), una pequeña India repleta de saris y bangles (Little India), unas espectaculares cuevas que albergan un santuario hindú (las cuevas de Batu), preciosos parques y, sobre todo, unas grandiosas torres que vigilan acechantes la ciudad.
Las Petronas son, con sus 452 metros, las torres gemelas más altas del mundo y, en nuestra humilde opinión, las más impresionantes. Ya sea de día o de noche, desde la calle o en un lugar espectacular como el Heli Lounge Bar con un cóctel en una mano y la cámara de fotos en la otra, siempre es un placer contemplarlas.

7. Piérdete entre campos de té en Cameron Highlands
Con tanto calor, ¿a quién le va a apetecer un té caliente? Pues curiosamente en Malasia también te puede acabar haciendo falta alguna prenda de abrigo y un té humeante recién sacado de las maravillosas colinas de arbustos en Cameron Highlands.
La temperatura media de 20 grados de esta zona del país ha hecho que se consolide como la cuna de la agricultura de Malasia. Plantaciones de todo tipo de verduras y frutas, especialmente curioso es el cultivo extensivo de fresa, son un llamamiento continuo para malasios, quienes acuden en manada todos los fines de semana.
Además, Cameron Highlands ofrece muchísimas rutas de senderismo en las que descubrir parajes con encanto e ir en la búsqueda de una planta rarísima, la rafflesia, que puede alcanzar hasta los 10 kilos de peso.
8. Disfruta del arte callejero en Georgetown
Georgetown, la capital de la isla de Penang, ya derrochaba personalidad en sus calles pobladas de casitas chinas de un centenar de años de antigüedad, mezquitas, iglesias y templos hindúes pero, gracias a un proyecto de renovación tras ser declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008, un grupo de artistas les dio aún más vida si cabe.
En la actualidad, la ciudad es un museo a cielo abierto. Pinturas y esculturas de hierro que cuentan la historia de Penang decoran sus rincones y atraen a turistas de todos los lugares del mundo.
9. Profundiza en la historia de Malasia en Melaka
Las calles de Melaka son un reflejo de su historia. Fundada por el último rey de Singapur, el sultán Parameswara, este puerto atrajo pronto al ansia colonial de portugueses y holandeses entre los siglos XV y XVIII para acabar ser dominada por los británicos en el siglo XIX. La Plaza Roja, la Puerta de Santiago o la Iglesia de San Pablo son algunos de los ejemplos de la arquitectura colonial de la preciosa Melaka.
Pero, además, es esta ciudad la cuna de la cultura Peranakan, una deliciosa combinación entre la cultura local y la china, resultado de la unión de los comerciantes chinos que poblaron las calles de Melaka a partir del siglo X y que se casaron con las mujeres malasias. Los llamados chinos del Estrecho tienen el orgullo de ser los creadores de una arquitectura, gastronomía e incluso lengua propia que todavía sobrevive en muchas zonas de Malasia.
10. Estira las piernas en islas de playas infinitas
¿Cansado de todo lo anterior? Malasia también tiene la solución a base de playas de arena blanca, cocoteros y aguas turquesas. La tranquila Pulau Perhentian Besar y la más mochilera y animada Perhentian Becil regalarán largos días playeros para el que decida acercarse a estas islas. No dejes de alquilar las gafas y el tubo de buceo y adéntrate en sus aguas. Turtle Point lleva años maravillando con su gran población de tortugas a quienes practican esnórquel.
Algo más bulliciosa, Langkawi presenta al visitante su escenario de formaciones kársticas listas para explorar. Complejos hoteleros de lujo en una zona libre de impuestos única en Malasia han convertido a esta isla cercana a Tailandia en uno de los lugares perfectos para relajarse en el maravilloso acto de a veces no hacer nada.
Y, para acabar, Tioman. Esta isla es quizás la menos explorada de las anteriores, aunque cuenta con unos puntos de buceo increíbles y olas que apasionan a surfistas de todo el mundo.